Lluís Costa es un músico (y productor, no lo olvidemos; sin ir más lejos ha trabajado nada menos que junto a Adrià Puntí) fogueado en múltiples batallas que no resulta necesario citar una vez más aquí. Y no lo es porque las canciones de “Viatge a la immensitat” se bastan y se sobran para reivindicarle. Porque Luw es el vehículo ideal para expresar su devoción por el pop clásico en su más amplio sentido. Eso permite a Costa moverse en un abanico que puede llevarle sin demasiados requiebros del pop luminoso de los catalanes Els Pets al pop anglosajón de toda la vida. Así que, en cierto modo, “Viatge a la immensitat” es el paso que el artista debía dar para empezar a afianzar un camino propio en el que Luw sea el único protagonista. Las cosas están realmente complicadas en el mundo de la música, pero el tesón y la búsqueda de un camino son, sin lugar a dudas, dos de las herramientas más útiles para artistas con trayectoria como Lluís Costa, pero que no han acostumbrado a estar demasiado bajo la luz de los focos en sus movimientos anteriores.